El 24 de cada año será de celebración cívica nacional, sin descanso obligatorio. En tales días se verificarán ceremonias conmemorativas del hecho glorioso que condenó la traición y proclamó una vez más la independencia y el honor nacionales;
Colocar a nombre del Congreso, una placa conmemorativa del mismo hecho histórico en el monumento que la gratitud del Ecuador erigirá a Garcia Moreno en Guayaquil;
Declarar el 26 de septiembre de cada año como Día de la bandera nacional, debiendo izarse obligatoriamente esta, tanto en los edificios públicos como en los particulares.
Pedir al señor Ministro de Educación, establezca un Comité especial para conmemorar de la mejor manera posible el centenario de estas fechas gloriosas. El Poder Ejecutivo determinará la Constitución de dicho Comité y dictará el Reglamento Permanente para su funcionamiento.
El congreso de la república del Ecuador
Considerando:
Que el día de 24 de septiembre de 1860, al culminar con la toma de Guayaquil, una de las más brillantes y notables campañas de la historia ecuatoriana, se restauró la unidad nacional, la independencia y el honor de la República;
Que el referido triunfo de las armas nacionales comandadas por Garcia Moreno tuvo como causa la defensa de la integridad territorial contra la invasión peruana secundada traidoramente por el General Guillermo Franco;
Que a raíz de aquella gloriosa gesta militar, García Moreno decretó el 26 de septiembre de 1860, el uso de la Bandera Tricolor como símbolo oficial y sagrado de la patria;
Que hechos de esta naturaleza deben vivir en la memoria de los ecuatorianos, para mantener latente el fuego del patriotismo y los sentimientos de unidad entre todas las regiones de la patria.
opinio :
Históricamente, el ser humano ha sentido la necesidad de pronunciar juramentos ante símbolos que reúnan en sí un sentimiento común y un respeto colectivo; los romanos, por ejemplo, juraban por Júpiter los varones y por Jano las mujeres; los persas juraban por el sol; los griegos, por Zeus.
Jurar a la bandera simboliza el compromiso que deben asumir los jóvenes con el Ecuador que es un país maravilloso, con la mayor biodiversidad del mundo, con los más hermosos paisajes y una riqueza que necesita ser redistribuida, porque la justicia no es una dádiva divina sino el resultado de un trabajo conjunto, esforzado y generoso. Pertenecer a una nación no es solo aprovechar de las oportunidades que esta nos ofrece, ni esperar que los gobiernos hagan todo el trabajo, ser ecuatorianos debe ser un compromiso de amor, personal y permanente.
Hoy, cuando vuelve a tomar fuerza el sueño de Bolívar por una América unida, jurar a la bandera, toma una dimensión distinta, si bien, sigue vigente la necesidad de nuevas generaciones valientes y pundonorosas, los jóvenes ecuatorianos tienen una misión ineludible, porque las batallas del siglo XXI serán contra enemigos enormemente poderosos como la corrupción, el oportunismo, el egoísmo, la injusticia.
En esta guerra moderna los estrategas debemos ser los padres y los maestros pues nos corresponde poner en manos de las nuevas generaciones, armas de alto calibre y de construcción masiva como son: la solidaridad, la tolerancia, el respeto, la honestidad y una enorme vocación por la paz, para vencer a opositores mortíferos como el hambre, la miseria, la ignorancia.
Esperemos que los actos del 27 de febrero, realizados en todos los colegios del país, hayan sido algo más que actos irreflexivos o un simple requisito impuesto, y que ese “si juro” lo hayan pronunciado, convencidos y comprendiendo la importancia vital, que tiene, el formular una promesa a su país.